martes, 28 de agosto de 2012

ARRIVEDERCI FORRA

Algo que sucede en Roma, es que, por el enorme caudal de visitantes, es posible pasar el día entero sola, pero en los lugares de hospedaje circula tanta gente, que hasta se puede elegir la compañía.
Por eso, la última noche reuní a dos chilenas y dos estadounidenses a quienes dirigí a un comedero de bajo presupuesto llamado Pastarito, en donde por 2.50 comí una bruschettas geniales con salmón y queso ahumado. El resto del grupo estaba feliz por la relación precio - calidad.

Frente a San Giovanni in Laterano, el modesto
Pastarito cumple. Sin pretensiones.
Había sido un buen día gastronómico. Durante el almuerzo en la Vía Cavour cambié mi opinión sobre la pizza, probando dos variedades deliciosas :

En la Via Cavour 279, amé la pizza
y el calzone italiano



miércoles, 22 de agosto de 2012

LA MITAD DE TODO

Casi el 50% del patrimonio cultural declarado por la UNESCO está en Italia. Una parte de él está en Roma. Esto la vuelve un ciudad fascinante, pero también abrumadora.


Francesco Totti, ídolo de la Roma. Declarado guapo
por la UNESCO
Cada espacio es increíble, hay tanto en todas partes que por momentos cuesta fijar la atención.  Caí a los pies de la ciudad eterna, rendida ante su magnificencia, aunque no por eso iba a evitar quejarme en silencio. No tener que depender de otra persona y trazar tu propio recorrido es una gran ventaja, pero el cansancio de la caminata y la sensación de estar en una urbe inabordable, me estaba poniendo cabrona. Empecé a maldecir para mis adentros, y cuando caí en la cuenta, no pude hacer otra cosa que burlarme de mí misma (también para mis adentros, porque no tenía a quien indicarle lo ridículo de aquello). 
Oportunamente había recibido otro mail de mi amigo Fede (a quien yo le había contado que por momentos sentía que me irritaba innecesariamente), y él  escribía:


domingo, 19 de agosto de 2012

TIFOSI - PARTE I

Tifoso es el equivalente italiano a la palabra hincha o barrabrava. Su origen está en el término Tifo, que no es más que un enorme cuadro formado en cooperación por cada uno de los hinchas:


Questo è un tifo

No es tan necesaria la explicación ilustrada, pero la verdad es que la foto está muy bien.
De todos modos, no hablaré del calcio, sino de las manadas de gente con una conducta particular, a quienes comencé a definir con esta expresión.

jueves, 16 de agosto de 2012

TODOS LOS CAMINOS

Estaba esperando hacer un desmayo en cualquier momento. 
Me había entregado a la posibilidad de romper en llanto. Sin embargo, ahí estaba yo, dando mis primeros pasos en Roma. Transitando mi primera tarde en Europa.
En el hostel conocí a unas mexicanas que me llevaron a hacer la caminata de reconocimiento por la ciudad, y el anochecer de mi primer día nos alcanzó en la Fontana de Trevi.  

Una de mis compañeras de paseo estaba ahí, en el área abarrotada de gente, para tomarse un sinfín de fotos delante del monumento: sonriendo, sonriendo más, con los brazos abiertos estilo cristo redentor, con un brazo extendido y otro en la cintura, de nuevo con ambos brazos pero desde los escalones, después en primer plano, luego saludando a su familia en Monterrey.

Hui de las masas que colmaban la fuente, buscando algo rico y obteniendo las primeras impresiones romanas:


Mucho Europa, pero un almacén
es un  almacén



El italiano es así: como te vende un
 poster te vende otro

Usura=Basura
 
El movimento per Roma a pura denuncia

lunes, 13 de agosto de 2012

ATLÁNTIDA

Hace un tiempo comenté que para mi Europa era como la Atlántida: no podía dar fe de su existencia.
Me resultaba tan lejana, tan inalcanzable, tan hermosa en cada postal, que si no lo veía no lo creería.
Los niveles de idealización se dispararon locamente cuando empecé a estudiar historia del arte.
El viejo continente eran las imágenes de las diapositivas que se proyectaban en las paredes descascaradas de la facultad.
¿Donde estas, Europa? Me preguntaba yo, mirando una y otra vez los libros de los grandes museos, los apuntes de arquitectura, las fotografías de las ciudades. Una tarde de Octubre me di cuenta que era posible. En minutos hice un cálculo mental de rigurosidad muy dudosa y lo supe: yo también iría, pero por nada del mundo quería decirlo. Ridículamente supersticiosa, estaba convencida de que si las palabras salían de mi boca todo se echaría a perder.
Como no entiendo de previsión, aunque tenga conocimiento de una fecha límite con muchísima anticipación, termino haciendo todo a último momento. Así llegue a las vísperas de mi viaje.  Aún cuando me iba sola por dos meses, salí del país con una escueta guía hecha en casa, y un cronograma muy pobre. A eso le sumé  una identificación de estudiante con mi fecha de nacimiento adulterada, mis locas expectativas, las fantasías  acumuladas a lo largo de años, y casi veinte kilos de valija.
Durante noches había pensado en las desgracias que podrían sucederme: perder el pasaporte, ser víctima de una estafa por la confusión idiomática, o caer presa de la trata de mujeres como en la película de Liam Neeson.
“Taken”: de cómo una aventura por Europa se convierte en una carrera desesperada por salvar a una joven de la esclavitud sexual. Alentador.