miércoles, 20 de marzo de 2013

SOÑAR CON EUROPA, DESPERTAR EN BOHEMIA

¡Que hermoso amanecer en Praga!
Mientras me preparaba un gran desayuno, y tomaba prestada de la heladera un poco de mermelada para mis tostadas, decidí cual sería la visita del día: el castillo.
Salí del hostel sin ninguna prisa, la mañana me dejaba ver el esplendor de la ciudad.
De pie en la Plaza Wenceslao y con el sol golpeándome la cara empezó el día. 


La Plaza Wenceslao, vista desde el museo nacional

viernes, 8 de marzo de 2013

ESTOY VESTIDA PARA PRAGA

La última vez que miré a Budapest, mis párpados se sentían  pesados por el sueño.
Las calles estaban vacías, iluminadas por el primer sol de la madrugada, con el que yo había amanecido para seguir viaje a Praga.
Muy lejos de esos trenes veloces, puntuales y confortables que son marca registrada del viejo continente, o de los míticos vuelos super baratos que proveen las líneas aéreas de bajo costo, yo seguía viajando en autobús.
Vivir en un país tan grande como Argentina hace que sus habitantes estemos acostumbrados a viajar muchas horas por tierra. Y yo no me iba a amedrentar por hacer un tramo de 530 kilómetros en seis horas y media. Especialmente cuando el costo de ello es de veintidós euros.
Tenía tiempo, ganas de ahorrar y estaba de buen humor a pesar de que el horario de salida era a las siete de la mañana desde un rincón gris y soviético de la ciudad: la terminal de la empresa Orangeways, en las puertas del estadio Albert Florian


Este blog le debe mucho a los autobuses

domingo, 24 de febrero de 2013

¿A DÓNDE VAN LAS BUENAS CHICAS?

Ya mencioné que en Budapest me sentí muy a gusto, y por eso me quedé un día mas de lo planeado.
Con mi adorable compañera, no nos separamos un solo momento. Cada descubrimiento lo hicimos juntas.
Una charla muy corta nos había alcanzado para tomar la decisión de unirnos y seguir adelante en Hungría, y creo que tuvimos suerte, o al menos yo se que la tuve.
No resulta sencillo acordar con personas totalmente desconocidas (y culturalmente distintas a uno), pero cada encuentro concebido por el azar traería cosas buenas.
Y yo, no dejaría de pensar un solo día en la cuestión de las coincidencias. 
Gente conociéndose y despidiéndose todo el tiempo.
La mañana del cuarto día nos encontró decidiendo el rumbo de la fecha.

¿A dónde ir?

sábado, 2 de febrero de 2013

QUE NO TERMINE EL DÍA


Que yo trate de ejercitar mi tranquilidad, que evite las confrontaciones porque me incomodan, no significa que me sobre la paciencia.
Estar de viaje, visitando lugares completamente nuevos, reconociendo que estamos viviendo cosas increíbles, no va a borrar las obsesiones y complejos de golpe.
Suelo quejarme por deporte, siento ansiedad a menudo, pero también filtro casi todas mis experiencias a través del humor. Cada noche duermo con con piyama y me burlo de mis propios hábitos. Llevo todo eso conmigo a donde sea.
No nos engañemos: nuestras miserias y  virtudes se cargan en la valija y nos acompañan siempre.


Efectivamente: voy con piyama a todas partes.

miércoles, 16 de enero de 2013

A UN LADO Y AL OTRO


Una de las características mas conocidas de Budapest es que surge de la unificación de dos ciudades, que se encuentran a un lado y al otro del río Danubio: Buda y Pest. Ésta última se sitúa en una planicie: allí se encuentra la mayor parte de la población y se desarrolla toda la actividad de la ciudad. Buda en cambio, está elevada sobre una colina y es la vieja capital húngara. Nos dirigimos hacia allí, para ver que nos esperaba en el lado oeste del río.                                                                                                                
Listas para cruzar al lado occidental

martes, 1 de enero de 2013

AMOR MAGYAR

Magyar es la palabra con la que se denomina a Hungría (ya que el el idioma original el nombre del país es Magyarország), a su idioma y  -erróneamente- a sus habitantes.       No había pasado ni medio día en territorio húngaro, pero yo ya le había declarado mi amor a Budapest y su cultura.
Durante la caminata de reconocimiento inicial, junto con Ana, alternamos la compra de moneda local, el descubrimiento de los hermosos edificios -que se sucedían uno tras otro- y el intercambio de sonrisas inmensas y miradas que brillaban de asombro.                


Hasta los billetes me gustaron: sus próceres lucen con 
distinción, impecables bigotes
A ella le estaba pasando lo mismo que a mí: no se lo esperaba.                                     En esos términos, no era solo una compañera con las que nos habíamos encontrado para no atravesar la estadía a solas: estábamos viviendo emociones muy parecidas y nos dejamos cautivar por el sentimiento de sorpresa permanente. En la chispa de su sonrisa vi  reflejada la mía, y supe que éramos como dos niñas al pie de un cargado árbol de navidad. 


Y así sonreía Anita en las puertas de la 
galería de fotos Mai Manó Haz

miércoles, 21 de noviembre de 2012

PARÍS ORIENTAL

La última noche en Bratislava me encontraba llena de ánimo.
Era el fin de un buen día, y aún quedaba mucho por hacer: lavar ropa por primera vez en dos semanas, tomar un pequeño descanso, buscar un sitio para comer, conversar un poco con algunos de los jóvenes viajeros y seguir conociendo a Ana al mismo tiempo que averiguábamos cómo seguir viaje juntas.
Mientras la esperaba en el living aprovechando que el servicio de internet era sin cargo,  leía un nuevo correo electrónico de mi amigo Federico, que decía esto:


Bueno, hace un par de semanas que estás viajando y aún te quedan como veinte países por recorrer. 


Es genial recopilar la información que uno deseó juntar a lo largo de los años, en dos meses.

El viaje es como Cuevana: antes tenías solo un canal de TV y ahora tenes todas las películas del mundo. Calculo que todo se empieza a disfrutar después de un par de semanas. 

Y como en Cuevana, hay que dejar la película a la mitad si no te gusta. 
Hay miles de sitios, y muchas ciudades. Un país puede tener cosas muy variadas: Pinamar y San Martín quedan en la misma provincia, ¿no?

Cuidado en Bratislava. No se ni dónde es. 


Bratislava: aquí estoy, amigo mío.

Tenés que ser precavida en Hungría, Rusia y los países raros para andar sola. Creo que su producto mas típico es la trata de mujeres, de modo que tendrás que ser cautelosa. 
¿Que pasa con los hostels ahí? Mantenete alerta!
Lo importante es estar atento a los detalles: si las personas que conoces son fanáticas del cine de terror o algo extraño, no los acompañes a comer. Si tienen picaduras en los brazos  o remeras de Slayer, no vayas. La mayoría de la gente es lo que parece. Pensá en todos y cada uno de tus amigos y conocidos. 
Y cuidado con las drogas. En Europa no es chiste.