Ya mencioné que en Budapest me sentí muy a gusto, y por eso me quedé un día mas de lo planeado.
Con mi adorable compañera, no nos separamos un solo momento. Cada descubrimiento lo hicimos juntas.
Una charla muy corta nos había alcanzado para tomar la decisión de unirnos y seguir adelante en Hungría, y creo que tuvimos suerte, o al menos yo se que la tuve.
No resulta sencillo acordar con personas totalmente desconocidas (y culturalmente distintas a uno), pero cada encuentro concebido por el azar traería cosas buenas.
Y yo, no dejaría de pensar un solo día en la cuestión de las coincidencias.
Gente conociéndose y despidiéndose todo el tiempo.
La mañana del cuarto día nos encontró decidiendo el rumbo de la fecha.
¿A dónde ir? |